La estabilidad de la rodilla está determinada por los ligamentos de la rodilla . Estas estructuras se insertan en los diferentes huesos, unos en el interior de la cápsula articular (intraarticulares) y otros fuera de ella (extraarticulares). En el primer grupo se encuentran Los ligamentos cruzados anterior (LCA) y posterior (LCP) , el transverso (une los dos meniscos) y los meniscofemorales anterior y posterior. Entre los extraarticulares destacan los ligamentos laterales interno (LLI) y externo (LLE) y el rotuliano, aunque hay otros que contribuyen a cohesionar la articulación de la rodilla.
Figura 1. Ligamentos de la rodilla . LCA se origina en la parte anterior de la tibia y se inserta en la parte posterior del fémur y el LCP se origina en la parte posterior de la tibia y se inserta en la parte anterior del fémur. En cuanto a los ligamentos laterales, el LLE se origina en el cóndilo externo del fémur y se inserta en la cabeza del peroné y el LLI se origina en el cóndilo interno del fémur y se inserta en la cara interna y proximal de la tibia.
Este fuerte aparato ligamentoso asegura la estabilidad de la rodilla